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RGB o CMYK: ¿Cuál es mejor para imprimir?

Saber en qué modo de color imprimir es una pregunta que quizá te hayas hecho: ¿por qué no puedo utilizar el RGB para imprimir?

Técnicamente puedes, pero hay algunas razones por las que no deberías. En este artículo, desde Huella Digital veremos las diferencias entre el color RGB y el color CMYK, cómo utilizarlos y cuál es mejor para imprimir.

Modo de color RGB

RGB significa los tres colores primarios (rojo, verde y azul), y es el modelo de color ideal para los diseños que están destinados a ser vistos en una pantalla. ¿Pero cómo funciona exactamente?

La pantalla en la que lees noticias online está formada por millones de pequeños puntos llamados píxeles. El color de estos píxeles manipula la forma en que se transmite la luz en la pantalla para crear el color de las palabras e imágenes que estás viendo en este momento. Y cada píxel en sí mismo se divide en 3 subpíxeles: uno rojo, uno verde y uno azul.

La forma en que estos subpíxeles se activan en diferentes intensidades definirá el color que toma el píxel. Y como los valores RGB se muestran en un rango entre 0 y 255, significa que hay 256 niveles de cada uno de los tres colores que pueden combinarse para crear un tono en el espectro entre el blanco y el negro.

En resumen, el RGB está pensado para cualquier diseño que se vaya a ver en una pantalla digital. Pero eso no se limita a tu portátil, tableta o teléfono. También se aplica a los televisores, las pantallas de cine y las pantallas de las cámaras.

Modo de color CMYK

CMYK significa cian, magenta, amarillo y key (negro). Se le llama key por la key plate utilizada en impresión, y el hecho de que el negro es el color principal utilizado para definir su imagen, proporcionando profundidad y sombreado, mientras que los otros colores crean diferentes matices dependiendo de cómo se mezclen.

Este término proviene de la época de la imprenta y se utiliza para cualquier cosa que se imprima con tinta. Libros, revistas, tarjetas, carteles, cualquier material impreso que se pueda imaginar.

La forma de trabajar de un impresor es partiendo de un papel blanco, y aplicando capas consecutivas de cada color una a una hasta conseguir el color deseado. Cada color se aplica con una plancha de impresión diferente, lo que significa que las impresoras CMYK tienen cuatro planchas diferentes, cada una con su propio pigmento.

Si miras con una lupa una imagen impresa, te darás cuenta de que está hecha de pequeños puntos de tinta que son cian, magenta, amarillo o negro. Cuanto más grande es el punto de un determinado color, más se representa ese color. Y como los colores son semitransparentes, cuando se combinan en distintas proporciones, crean todo el espectro de la rueda de colores.

A diferencia del RGB, el CMYK utiliza un modelo sustractivo. Todos los colores comienzan como un blanco, y cada capa de tinta reduce el brillo inicial y absorbe la luz de una manera para crear el pigmento preferido.

El modelo de color CMYK es necesario para cualquier diseño que vaya a imprimirse físicamente con tinta. No es de extrañar que el formato de archivo PDF sea la mejor opción para cualquier material impreso. Es lo que la mayoría de las empresas de impresión requerirán cuando entregues el archivo de impresión final.

Además, cuando se trabaja con archivos de impresión, el mejor tipo de gráficos que se puede elegir son los vectores. Son excelentes candidatos porque se ven muy bien sin importar la resolución o el zoom.

¿Por qué usar CMYK para impresión?

Debido a que el esquema RGB tiene una mayor gama de colores, CMYK no puede producir colores tan brillantes. Estos tonos están más allá de la gama CMYK y saldrán más oscuros y apagados al imprimirlos que lo que se ve en la pantalla.

Al diseñar, uno de los mayores errores que puedes cometer es no convertir tu archivo en el modo de color apropiado para el proyecto.

Los documentos mostrados en modo CMYK siempre se mostrarán exactamente en pantalla como lo harán al imprimirse. Los colores RGB, sin embargo, no necesariamente aparecerán en la impresión como lo hacen en la pantalla y puedes acabar llevándote una sorpresa muy chocante al ver tu producto final.

Pero el bajo número de tonos que produce el modelo CMYK tiene sus ventajas. Son más fáciles de estandarizar, lo que significa que las empresas de impresión mantienen todos los productos con un aspecto perfectamente coherente durante toda la tirada.

En cambio, hay tantas variaciones mínimas posibles en el espectro RGB que es casi imposible garantizar la consistencia de los colores en un proyecto de impresión.

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